No hace falta que te diga que a mi me van los chutes de color. Así que pillé Boro con ganas de exprimir todas las posibilidades de su paleta de azules y hacer un álbum divertido y luminoso. Con el que jugar con hilos, darle un toque al encuadernado y volverme un poco loca con los interiores. Objetivo conseguido, ¿no?

Igual que me va la locura de rasgar y superponer de forma impulsiva, me gusta combinarlo con la geometría, la meticulosidad y las medidas. Así que el encuadernado milimétrico del slipknot binding (o encuadernación del nudo corredizo o nudos de macramé) me viene que ni pintado. Pero luego, me encanta dejarme ir para la decoración. Y Boro es una colección muy pensada para dejarse ir.

Arrancas trozos de papel, los pegas sobre una base de pasta de textura con una plantilla de rollo japonés, usas sellos, coses, bordas, grapas… Le das toques de amarillo y de ese tejano que le va perfecto a la colección. Y en menos de lo que tardas en decir sashiko te ha quedado una chulada llamativa y electrizante que está lista para ponerle las fotos más cachondas en colores cañeros o incluso en blanco y negro.

Álbum un chute de color con Boro

Atrévete a pillar Boro por banda y combinarla con todo lo que quieras: desde un huracán de mixed media hasta el scrap más clásico. A mi, buscadme en el punto medio de la estructura perfecta y la ida de olla total. Justo ahí es donde Boro se sale. Mira, mira.