Hola, ¡bienvenidos al blog de Paperinky! Hoy estrenamos este espacio con el que probablemente sea uno de mis formatos de proyecto preferidos: el cuaderno para midori. Después de tomar el nombre de la famosa marca de papelería japonesa (buscadla en google y babead), estos álbumes de viaje rectangulares se han popularizado y son uno de los proyectos más divertidos de hacer.
A medio camino entre un diario de viajes en el que guardar recuerdos y una libreta molona, si además lo mezclamos con la idea del junk-journal y las pinturas y pigmentos, pocas cosas hay más entretenidas de hacer. Así que inevitablemente tenía que estrenar la colección #milkmedia con un midori cosido.
Se pueden comprar cuadernos de recambio para midori y decorarlos, pero lo mejor es hacerlos desde cero. Para el que os enseño en la foto, elegí cuatro papeles de la colección y los corté a 21cm (alto) x 22.5cm (ancho), para que al plegarlos por la mitad quede una medida un poco mayor de la estándar de 21x11cm. Los milímetros de margen se dejan para poder igualar todas las hojas más tarde una vez que se cosen por el lomo.
Ahora viene la parte más divertida que es decorar cada una de las hojas antes de juntarlas y darle forma de libreta. Primero he tenido que decidir el orden: ¿cuál será la portada? ¿Cuál será la central, que se verá entera al abrir la libreta por el medio? ¿Qué hojas interiores combinan mejor?
Y una vez decidido, manos a la obra. En este caso, Infusions Magenta y tinta Distress Oxide Mustard Seed de Tim Holtz sobre papeles arrugados de una libreta vieja de esas de promoción que corría por mi craftroom rumbo a la papelera. Y ya. Un poco de agua por aquí, spray por allá, unos toques de secador…
En vez de usar lettering o estampar frases con sellos, recorté los textos de la página de tarjetas de #milkmedia. Y eso es lo que usé. Y para acabar de rematar la decoración de la libreta, unas esquineras para foto de color negro y un poco de washi blanco con puntitos negros, que para mi es un básico como las tijeras o la cinta de doble cara.
Una bolsita de té preciosa y un sobre bien de amarillo para darle un toque y ya solo coser el lomo (¡sin miedo!) y sacarla de paseo para escribir, escribir, escribir… Vivan los midoris pero muy mucho.
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